jueves, 31 de agosto de 2017

Capítulo V


La niña de ojos bonitos 


Recuerdo que pasé ese verano en Rusia, en la casa de verano de mi familia en el lago Baikal. Había un bosque con árboles llenos de manzanas que llenaban el ambiente con su aroma. Luego de ese verano, ingresé a preescolar. 

Ese día vi a muchos niños llorar. Ninguno quería separarse de sus padres o de sus niñeras. Eran muy pocos los niños que conservaban la serenidad. Una de ellas era una niña pequeña con unos enormes ojos azules, su rostro tenía facciones que no eran como las del resto de mis compañeras. Ella estaba de pie al lado de la ventana, su cabello castaño estaba recogido en dos moños. Estaba viendo con gran asombro todo a su alrededor; no alcanzaba los estantes donde estaban los juguetes, así que se acercó a aquellos que tenían libros de muchos colores y tomó uno que tenía dibujos de animales bebés. La pequeña se sentó en el piso y empezó a pasar las hojas con interés. En el lugar donde se sentó la alcanzaban unos cuantos rayos de sol que se reflejaban en su cabello. Esos dos recuerdos están muy presentes en mi hasta hoy. 

Era la menor del grupo, y esa no era la única diferencia que tenia con el resto. Era muy tímida y no dejaba que  los demás niños se le acercaran; se sentaba a hojear libros de imágenes o de colorear mientras los otros jugábamos. La única persona con la que mostraba confianza era con la maestra, una mujer muy dulce y comprensiva, quizás por ello eran inseparables.
Yo quería hablarle, quería que jugara como el resto de los niños. Además, teníamos algo en común: ambos somos diferentes a los demás, hijos de extranjeros. Un día  conocí a su padre: un hombre alto de tez y cabello claro, cuyos ojos eran del mismo  color que los de mi compañera. 

Desgraciadamente nuestros compañeros tenían como entretenimiento el burlarse de los demás, y si ella tenía un problema era que no podía hablar bien aún, lo que hacía a la niña McAlister centro de burlas y bromas pesadas. 
Un día la acorralaron y comenzaron a reventar globos frente a ella. Ella le tiene miedo a las explosiones, pues lloraba y se tapaba los oídos. Ese abuso me molestó mucho, por eso llegué a donde estaban para alejarlos de ella. Estaba temblando cuando me le acerqué a hablarle.

-No pasa nada, Melanie. Van a dejar de molestarte hoy- Ella abrió sus ojos anegados en lágrimas y me vio con miedo.

-¿Cual es tu problema, Kai?- los ostigadores me enfrentaron con aire altivo - Déjanos que tengamos un poco de diversión con "medialengua".

-No quiero que vuelvan a molestarla, ¿Me oyeron? - Mi voz sonaba diferente, antes me había enojado pero nunca en mis entonces 4 años de edad había hablado así.

-¿Y si no, que?

-Entonces ¡se la tendrán que ver conmigo!- no tengo idea de que expresión tenía mi rostro, pero los dos retrocedieron y se vieron el uno al otro antes de marcharse... Siempre he tenido este carácter fuerte ante estas situaciones, aún antes de hacerme frío y solitario.

Volví a verla y estaba sorprendida. Le tomé la mano para ayudarla a ponerse en pie. Su llanto había cesado y por primera vez en estos 2 meses se dirigió a mi.

-Gl-glacias, Hiwatari Kun.

-De nada- Sonreí - Puedes llamarme Kai.

Su respuesta inmediata fue una tímida sonrisa. Melanie era de un carácter dulce y temeroso aún. Al ver su reacción ante la situación tuve que darle un consejo, el consejo que papá me repetía una y otra vez desde que tengo memoria.

-La próxima vez que tengas problemas no te pongas a llorar. Haz algo al respecto, porque las lágrimas no van a ayudarte a salir de ellos. ¿Me lo prometes?

-Si, lo "plometo".

Ese mismo día nos sentamos juntos a almorzar. En mi almuerzo habían empacado un trozo de pastel de manzana que despertó el interés de Melanie.

-¿Quieres?- le consulté con una sonrisa. Ella asintió y cuando probó el pastel quedó maravillada. Era la receta de la familia de mamá en Rusia. 

Desde entonces Melanie se hizo más social. No hablaba conmigo solamente pues se integró más a las niñas del salón de clases, quienes se mostraban muy cariñosas con ella.

El día del fin del trimestre no se quería ir, pues venían las vacaciones de fin de año y cada cual iba a su casa durante todo diciembre. Para esa época, la niña tímida y ensimismada había desaparecido y la manera de hablar había mejorado. En octubre cumplió 3 años apenas, pero tenía una gran capacidad para las clases y las relaciones interpersonales. Se había ganado el cariño de la mayoría en el salón. Estábamos esperando a que llegaran por nosotros cuando platicábamos de los planes que teníamos para este mes libre.

-Yo pasare en casa tocando piano y tomando "cocolate" caliente. También quiero salir al jardín a jugar en la nieve.

-Eso suena bien... Me gustaría que jugaramos juntos un día.

-¡Eso sería muy bueno! Voy a decirle a Mattie que nos lleve un día a jugar.

-Puedes venir a mi casa si deseas.

-Tu también puedes venir a la mía... ¡Mira! ¡Ahí viene Mattie!- "Mattie" era su chofer. Al verlo, se levantó de la banca en la que estábamos esperando y corrió a abrazarlo.

-¡Princesa!* ¿Cómo estás, hermosa?- el  joven hombre la cargó en sus brazos. Era un extranjero también y la miraba como mira un hermano mayor. Melanie reía, pues era feliz de verlo. 

-¿Estas lista para ir a casa?

-No- ella se soltó del abrazo y pidió ser colocada en el piso moviendo sus pequeñas piernas - Kai tiene que llegar a jugar a mi casa. 

-¿Kai? - preguntó el y luego miró en dirección a mi y luego me sonrió. -¡Hola, joven Kai!- luego se dirigió a ella de nuevo -El es tu amigo del que me hablaste ¿Verdad, pequeña?- ella asintió y le contó los pormenores de nuestro plan. 

Luego se escucharon unos pasos de zapatos de tacón. Mi madre llegaba por mi vistiendo uno de sus elegantes  abrigos grices. Me levanté y estiré mis brazos hacia ella. 

-¡Hola, Sasha!** ¿Estás listo para irnos? 

-¡Hola, mamá! ¡Mira! Ella es Melanie, mi compañera de salón- la interpelada le esbozó una de sus sonrisas dulces a mi madre, quien se agachó para besar una de las mejillas de Melanie.

-Hola, Melanie. Soy Ilia, la madre de Kai-

Después de saludar a "Mattie" le explicamos a mamá nuestros planes para vacaciones. Ella aceptó y le prometió a la pequeña que se comunicaría con su madre y se pondrían de acuerdo para ver cuando y donde nos reuniríamos. Dicho eso nos marchamos a nuestras respectivas casas.

Nuestras madres habían llegado a la conclusión de que nos reuniríamos los lunes  y los jueves por las tardes, un día sería en la casa de los McAlister y el otro en la de mi familia.

La casa de la familia de Melanie era enorme, de color mármol, con un jardín grande y un árbol de cerezo en el centro de la rotonda que daba el acceso vehicular a la casa. Desde el auto pude ver que ella me esperaba al pie de las gradas de la entrada principal. Llevaba puesta una sudadera acqua y unos jeans.  La noche anterior había nevado mucho, por lo cual había personas limpiando la nieve de algunas cornisas y ventanas de la casa. Mi anfitriona estaba acompañada de su niñera que la tenía tomada de la mano y evitó que se acercara al vehículo cuando se estacionó frente a ellas. De todos los días que compartimos en su casa, recuerdo de manera especial ese primer día: la casa, el enorme árbol de navidad, la nieve y sobre todo, que le encantó que le llevara un pastel de manzana hecho en casa.

Fueron tantos momentos felices. El cariño de los McAlister y sus empleados y la gran admiración que mis padres tenían por Melanie hicieron que se pasara por alto una "travesura" que hicimos.

Un día, mientras estábamos jugando en los jardines de la casa McAlister, un sonido llamó la atención de Melanie.

-Oye, Kai. ¿Escuchas eso? - sus ojos se desviaron como buscando la fuente de ese sonido.

- ¿Qué? - Guardé silencio para poder escuchar.

-Ese sonido. - Melanie se puso en pie y caminó en búsqueda de algo que no podía ver. La seguí y pude escuchar un sonido muy agudo. Estábamos en el jardín de la parte frontal de la casa y caminamos hasta llegar a una rendija de aguas negras. Ella se agachó a ver dentro del hueco y pude escuchar claramente el sonido.

- ¡Es un gato, Kai! ¡Está atrapado allá abajo! - Me acerqué al hueco y pude ver al animal que estaba con su pelaje completamente sucio. Busqué un rastrillo para poder levantar la rendija y lo coloqué de manera que pudiéramos abrir la reja con ayuda del rastrillo y nuestro peso.

-Espérame aquí. Iré por el- Acto seguido, me introduje en la coladera y bajé por unos escalones.

Al llegar al fondo, el animalito retrocedió, pero pude atraparlo. Subí de nueva cuenta llevando al gato en mis manos. Cuando estaba acercándome a la salida, Melanie me extendió una mano para agarrar al gatito, y entonces escuchamos el grito de la niñera, quien se asustó al verla inclinada en el hueco.

- ¿¡Melanie!? ¿¡Que estás haciendo ahí!?

- ¡Mira, Grace! Encontramos a este pobre gatito en el desagüe. Kai entró ahí y lo salvó -La nana se inclinó y me ayudó a salir de la cañería. Me había ensuciado mucho, así que la joven nos llevó a la casa y me limpió el rostro y las manos, así como también me cambió la camisa.

Melanie pidió leche para el gato, y también que llamaran a su madre por teléfono. Le comentó lo sucedido y le pidió permiso para quedarse con él. La madre se lo permitió, pero pidió que el gato fuera llevado al veterinario.

El siguiente día fuimos al veterinario juntos. El pequeño animal tenía un pelaje completamente blanco, con un ojo azul y el otro verde. Nunca había visto un espécimen de la raza Khao Manee.

-Bueno, pequeños, el gato ya está listo para ir a casa. Solo te tengo una pregunta, princesa- Matthew encendió el auto antes de proseguir - ¿Que nombre le pondrás?

-No había pensado en eso, Mattie. ¿Qué nombre crees que sería adecuado para él?

-Sabes, Melanie. - respondí - Él es blanco como la nieve. En ruso nieve se dice Sneg***.

-Sneg... ¿Te gusta ese nombre, gatito? - El gato maulló mientras se acomodaba en el asiento para que ella siguiera rascándole su cabeza.

-Bien, ese es tu nombre desde hoy. Sneg McAlister. - Los tres nos reímos.

-Gracias, Kai. Lo cuidaré mucho.

La sonrisa de Melanie cuando me prometió cuidar del gato era la misma con la que me felicitó ayer después de derrotarla. Todos estos recuerdos han venido a mí con tanta fuerza, como si estos hechos hubieran ocurrido ayer.

Esos recuerdos, esos ojos bonitos... 

Eso fue lo que me dio esperanza durante todo el tiempo que pasé en la abadía por órdenes de mi abuelo...



*Esto lo dice en inglés.
**Diminutivo de Aleksandr en Rusia.
*** Снег en ruso.

lunes, 13 de febrero de 2017

Capítulo IV

    ¡Atrapada! 


Cuando regresé a los camerinos fui recibida con aplausos de parte de mis amigos, Grace, Matthew, el abuelo y el papá de Max. Cada uno de ellos me felicitó por la exhibición que había realizado minutos atrás. No miento, no estaba contenta por el resultado obtenido, pero me encontraba satisfecha por el esfuerzo mostrado. Di lo mejor de mí y encontré a Drystal, mi bestia bit.

Escuchar música hizo que me relajara en el camino de vuelta a casa. Mi humor no era el habitual, así que la lista de reproducción variaba entre las melodías de Ludovico Einaudi y el rock psicodélico de Janis Joplin. Estar tranquila me sirvió para lo que me esperaba en casa.

Nuestro mayordomo se encontraba justo en la puerta de entrada de la mansión. Al ver llegar al auto, se acercó a él tan de prisa que parecía que se caería bajando los escalones.

-Sus padres la esperan en el salón principal, señorita.

- ¿En el salón? ¿Han llegado hace mucho?

-Hace una media hora quizás, señorita McAlister. - Matthew y Grace nos seguían. Me di la vuelta para pedirles con una señal de mi mano que no vinieran conmigo antes de seguir hablando.

-Muchas gracias, Joseph. - el únicamente asintió y caminó conmigo a la estancia principal de la casa, habitación que tenía puertas cerradas. Joseph tocó y me anunció.

-Señores, la señorita Melanie. - el me permitió entrar y se despidió de mi con una mirada nerviosa. Cerró la puerta y en ese momento mi padre se giró para verme. La vena de su sien estaba palpitándole muy fuerte. Ese no era el vaticinio de algo muy bueno.

- ¿Así que esto es lo que querías que viéramos, Melanie? - aunque su tono de voz no era elevado, podía sentir la molestia en sus palabras. Trate de disimular y mantener mi voz en un tono casual.

- ¿A qué cosa te estás refiriendo, padre?

- ¡No trates de hacerte la ingenua con nosotros, Melanie! ¡Lo sabemos todo! ¡Sabemos que has estado beybatallando en lugar de cumplir con tus clases de piano! - la respuesta me dejó helada. Esa tarde me había sorprendido enormemente en dos ocasiones, la primera fue al ver a Drystal, la segunda fue esta reprimenda. Me quedé callada.

- ¿Como lo...? - papá ni siquiera me dejó terminar de formular la pregunta.

- ¡Walter Hiwatari me llamó esta tarde para felicitarme por la "gran batalla" que había tenido mi hija! ¡Me hizo saber que casi había derrotado a su nieto! ¡Mientras tu madre y yo creíamos que nuestra hija estaba en clases de piano, ella estaba envuelta en peleas callejeras! ¡Perdiendo el tiempo en cosas inútiles! -  aguanté la reprimenda en silencio, sin perder la calma y, sobre todo, pensando en que argumentos usaría.

-Eso quería decirles ayer. Quería que me vieran clasificar a la final. No les había dicho antes porque quería llegar a la semifinal al menos.

Por qué hasta entonces, Menalie?- mamá, quien había permanecido callada, hablaba tranquila, aunque el disgusto se le notaba en el rostro.

-Porque quería llegar a la semifinal por mi cuenta. No quería que mi apellido me favoreciera, así como me lo han enseñado. Quería que vieran que logré algo por mi cuenta y mi propio talento.

- ¡¿Que acaso no todo lo que has logrado lo has hecho tu misma?! ¿O ser la primera de tu clase en el Instituto para señoritas más exclusivo de Tokio lo ha conseguido ser una McAlister? ¿Y qué hay de ser la pianista principal de la sinfónica juvenil del distrito? ¿Eso se consigue únicamente el dinero? - papá gritó. Nunca lo había escuchado tan alterado. Me limité a responder con un hueco "no" al tiempo que veía al piso.

-Nos tiene muy decepcionados tu actitud. Eres una niña ejemplar, me sorprende que nos hayas mentido así. - no se decir que era peor entre escuchar a papá gritar o la decepción que denotaban la voz y el rostro de mamá. Guardamos silencio por un momento, el cual le sirvió a papá para tranquilizarse. Se frotó los ojos e inhaló antes de volver a hacer una pregunta.

¿Por qué hiciste esto, Melanie? - también yo respiré hondo antes de contestar. Caminé hacia el piano y me senté frente a él.

-Lo hice porque era algo que quería hacer. Quería probarme en algo diferente, en algo que fuera mi iniciativa lograr. No me malentiendan- deslicé mis dedos por algunas teclas del instrumento antes de empezar a tocar Clair de Lune.- me encanta ser pianista, me gusta mucho dar conciertos con la sinfónica y, sobre todo, tocar para ustedes. Pero... -tragué saliva antes de continuar- esto es algo que ustedes eligieron por mí, y lo agradezco. Este deporte me gustó mucho desde que vi las finales del año pasado.

- ¿Y todo este tiempo has estado en la calle? ¿Envuelta en peleas callejeras? - mamá sonaba un poco más preocupada que disgustada.

-No, tranquila. He estado jugando con compañeras del colegio a las que les gusta. También con chicos de colegios cercanos al instituto- esbocé una leve sonrisa - la verdad, es que nunca he peleado en la calle. 

- ¡Vamos, Melanie! Walter Hiwatari me dijo que la pelea que habías tenido con su nieto fue casi una pelea callejera.       

-Se refiere a la intensidad de la pelea. Para que tengas una idea, mi blade quedo destruido. - metí mi mano en mi bolsillo y saqué el circuito bit con la imagen de Drystal impresa en él. - Kai es un luchador muy fuerte. El torneo se está llevando a cabo en el Seaside Dome.Todo está regulado por la BBA de Japón. He batallado 3 veces, y mi última batalla sería el próximo sábado por el tercer lugar contra Ray Kon.  

-Este es el cisne que está inscrito en escudo de la familia que mi padre tiene en su casa. - Papá había tomado el circuito bit y veía a Drystal.

-Si, papá. Drystal es mi bestia bit. Ella eligió mi blade así como Dragoon, el dragón azul de la espada del abuelo eligió el de Takao.

-No sé cómo no se me ocurrió que tu primo estaba envuelto en todo esto, Melanie.

-No te preocupes, mamá. Takao se enteró cuando gané la primera ronda eliminatoria. Estaba muy sorprendido de verme ahí. El sábado se enfrentará a Kai en la final del torneo nacional. - Papá devolvió el citcuito bit a la superficie del elegante piano de cola que decoraba la sala antes de continuar.

- ¿El cisne peleó contigo?

-Así es, contra el ave fénix de Kai. Y nos despedazó por mi inexperiencia. - mamá se pusó en pie e interrumpel hilo de la conversación.

-Sube a tu habitación, Melanie. Estas castigada, deja aquí tu teléfono celular. No asistirás a esa final. No tenías por qué mentir de esa manera. - el castigo no me sorprendió en lo absoluto.

-Gracias, madre. Eres muy condescendiente. Aunque yo sé porque actué asi, no hay justificación alguna para mis actos. Me equivoqué y espero que puedan perdonar mi osadía. -terminé la melodía del piano y me dirigí a la puerta.

Me encerré en la habitación y me dí una ducha. Grace llegó más tarde con la cena, pidiéndome que le contara lo ocurrido. Se entristeció cuando le dije que no iría a la final y que todo había terminado. Nos desilusionamos mucho por lo que pasó. Esa noche pude dormir porque la batalla me había agotado mucho, de lo contrario hubiera sido una horrible noche en vela.

Al día siguiente atendí mis clases de inglés por la mañana y salí por la tarde únicamente para las lecciones de piano. Me encerré el resto de la tarde a leer a la biblioteca. No me sentía muy animada, para ser honesta, así que me puse ropa deportiva para no verme tan fachosa y me acomodé en mi sofá favorito a leer por quinta vez Harry Potter y el prisionero de Azkaban en inglés. 

Casi entrada la noche, papá entró en la biblioteca. Me saludó y abrazó como lo hacía habitualmente, el enojo de ayer se le había pasado en gran medida.

-Sabes, pequeña, te vimos en el periódico. - Mis padres no acostumbraban a ver los periodicos o noticieros, por eso me sorprendió en gran manera que sacara uno de su portafolios y lo colocara frente a mí. El titular de la noticia decía "La racha del campeón terminó" y estaba acompañada de la fotografía del momento donde alcé las manos para pedirle al público un aplauso para Kai. No pude terminar de leer el artículo, pues sentí pena al leer como se expresaba de mí el periodista:

"El día de ayer una de las grandes revelaciones del torneo terminó con la racha de victorias en dos rounds del aún actual campeón Kai Hiwatari. Melanie, además de ser la única chica en alcanzar una instancia de semifinal en los años que tiene el torneo, despidió del tazón al campeón de una manera insospechada y sorpresiva por medio de una maniobra que, de no ejecutarse correctamente, le hubiera significado la autoeliminación. Lastimosamente, "la belleza zurda" (como ha sido denominada por sus fanáticos) perdió de manera aplastante el tercer round, al punto de no poder rescatar nada de su beyblade. Esta pelea pasará a la historia como un clásico de los torneos de beyblade. Muy probablemente esta chica, apodada también como "Southpaw", nos dará grandes emociones en el futuro. No solo cuenta con un gran talento, sino también con un carisma que ha logrado cautivar a miles de seguidores al aceptar la derrota con una sonrisa en su rostro y pidiendo al respetable un aplauso para su rival. Belleza, inteligencia y talento en una sola persona."

- Creo... Que está exagerando un poco- aun sin necesidad de verme, podía sentir el rubor en mis mejillas.

-Yo creo que no. Conseguí una copia de la pelea de ayer y fue sorprendente. Incluso tu madre se emocionó al verte en la batalla. Esa eres tú, mi Melanie.  - devolví mis ojos a la imagen mía y de Kai en lo que papá tomaba aire para continuar.

-Lamento mucho mi reacción de ayer, princesa. Me molestó mucho pensar que estabas vagando o en malos pasos; ya sabes, la calle nunca trae nada bueno. Y si a eso le agregas que mentiste...

-Si, lo sé papá. No tengo disculpas para eso.

-Es la primera vez que haces algo así. Y me he dado cuenta de que si recurriste a eso fue como una medida desesperada. - Papá abrió de nuevo su portafolio y me entregó un nuevo blade, exactamente igual al que se dañó, incluso había quitado el circuito bit para colocar a Drystal. Mis ojos no podían creer lo que tenía ante mí.

-Eso... significa que...

-Que el sábado estarás peleando por un honroso tercer lugar, mi pequeña. Haber perdido así y contra el mejor no es derrota. Se que la próxima vez que te enfrentes a ese muchacho, lo derrotaras, mi hasu.- La emoción me embargó, y me lancé a sus brazos.

- ¡Gracias, papá!

-Gracias a ti por ser como eres.

Tomé el blade y comencé a entrenar para llegar en forma a la batalla por el tercer lugar. 

Horas después recibí una llamada telefónica del abuelo. Me pidió un favor especial al que no me podía negar.